El ascenso de la llamarada cristiana ¿Nos estamos preparando para gobernar a Venezuela?

El fuego no surge de la nada. El fuego se produce frotando eficazmente las piedras. Se hace con esfuerzo, paciencia y dedicación. Pues así como se hace el fuego, surgen también los movimientos políticos destinados a triunfar: frotando con pasión las piedras fundacionales adecuadas.

 



Una nueva fuerza política está por surgir en Venezuela, pero me refiero a una que será totalmente diferente a las demás. Esta nueva fuerza tendrá su génesis y su guía en el corazón de Dios. Será levantada y empoderada por el mismísimo brazo de Yahweh. Surgirá como surge el fuego y una vez se desate su energía entre los ciudadanos, nada podrá resistir a su avance. Los líderes cristianos despertarán y se levantarán en Venezuela. El pueblo estará listo para entendernos y abrazar nuestra bandera política. Muchas cualidades positivas en nuestro pueblo están hoy escondidas, pero pronto saldrán a la luz. Así como el fuego requiere de ciertas condiciones para surgir a partir de la ignición, así también nuestro movimiento político requiere de las condiciones necesarias para su oportuna salida y consolidación. El fuego no surge por arte de magia. El fuego se produce cuando el combustible, el comburente y la chispa confluyen en un determinado espacio y consigue mantenerse en forma de llama cuando los tres elementos logran reaccionar en cadena. Pues, así mismo debemos considerar el surgimiento de la próxima llamarada política, el fuego de Dios en Venezuela.

 

 Hablemos del combustible…

 El combustible es la necesidad que tiene la ciudadanía de un nuevo liderazgo. Una nueva fuerza política requiere de gente esperando por ella y necesitándola. Ninguna propuesta logra escalar si no existe un segmento, un nicho, un sector de la población con demandas insatisfechas por las demás fuerzas políticas. Ciertos politólogos lo expresan en forma de marketing, lo llaman así: un hueco en el "mercado" político. Entonces, si no existe esa base social para el nuevo movimiento, no tiene sentido crearlo. Pero sabemos que ese no es el caso de Venezuela, porque existe un amplio segmento de venezolanos, que no se identifica ni con los opositores de la derecha, ni con el chavismo de izquierda, son el sector comúnmente llamado “ni-ni”. No se dejan llevar por charlatanes, son ampliamente críticos y no definen sus preferencias políticas con claridad, pero están allí como a la espera de alguna opción política que los entienda, que se gane el respeto, que los represente y guíe en el logro de lo deseado. El concepto de una “Nueva Venezuela” ya no es sólo una premonición o una simple “profecía de los evangélicos”. Hoy en día se ha convertido en un anhelo nacional, es un deseo que palpita en el corazón de cada venezolano. Un deseo profundo de ver a Venezuela totalmente cambiada y transformada para bien. Hay “combustible” en Venezuela, porque existe una necesidad imperiosa en la población venezolana. Los que pretenden ser “líderes” no lideran, los que pretenden ser servidores “no sirven”. La economía se cae a pedazos como un barco a la deriva, la pobreza aumenta, la miseria hace estragos y el clamor del pueblo ha llegado al Cielo. La primera condición está presente.

 

 Necesitamos también el comburente…

 El comburente es la nueva idea, la nueva forma de pensar y el nuevo horizonte político. En nuestro caso tenemos el sublime "oxígeno" que viene de Dios. Pero debemos asumir una actitud más activa en el proceso. Es necesario tener claridad ideológica para liderar a una nación y para eso escribí el libro Manifiesto Patriarcas, un libro que expone a cabalidad el cristianismo político como doctrina civil. Somos la incubadora de una nueva cultura política que se está preparando y tendrá su especial surgimiento en Venezuela. La aparición de manifiestos, se asocia con eventos importantes y en este caso nos atañe el nacimiento de una Nueva Venezuela. Un manifiesto bien elaborado y bien recibido, es un libro destinado a cambiar la historia. Es un lenguaje nuevo, capaz de sumar a muchos en torno a sí para seguir produciendo nuevas ideas. Es un mensaje que transmite luces y verdades imperecederas. Somos esa lámpara de Dios que intenta irradiar su luz a todos los “que están en casa”. El poder de nuestra ideal es que no lo inventamos nosotros, sino que viene de lo Alto. Nuestras ideas son ese sublime aliento que viene desde el Empíreo y reanima al pueblo.

 

“Comburente” son los nuevos líderes que van a enarbolar, impulsar y defender nuestras ideas. Se hace muy necesario poner en funcionamiento un equipo de gente dispuesta a trabajar por las ideas de la “Nueva Venezuela Cristiana”. Recordemos que nada se construye solo, siempre se necesitarán pies para el camino y manos para la obra. Requerimos trabajar en unidad y coordinación, de la misma manera que necesitamos del oxígeno para respirar. La nueva fuerza cristiana necesitará caras y nombres con los cuales los ciudadanos la identifiquen y para ello, es fundamental, construir consistentemente un equipo de trabajo idóneo, óptimo, apto, uniforme en la idiosincrasia política y amante de la justicia, que se constituyan en los “paladínes” que la historia demanda en este tiempo. Es necesario crear las bases en todo el territorio nacional, desde abajo hacia arriba, desde lo local hasta lo nacional. Si lo hacemos así, pronto tendremos un amplio y selecto grupo de líderes y activistas, todos inquietos y enérgicos dispuestos a darle vida al nuevo movimiento cristiano en lo social y en lo político. Yo creo firmemente que surgirá una maravillosa generación de jóvenes venezolanos que brillará como las estrellas y yo mismo quiero ser hallado entre ellos. Van a emerger nuevos actores políticos que enarbolarán los valores cristianos de manera efectiva, práctica y exitosa. Los héroes nacionales están por levantarse y sus nuevas hazañas nos van a mover y a guiar hacia las metas que tenemos en frente. Llevaremos la bandera del proyecto político promovido por Yahweh, El Dios de la Biblia.

 

Considero que se debe conformar una organización con “rango jurídico” después que hayan sido creadas las bases ciudadanas y se haya integrado el equipo nacional, para que coordine el crecimiento del movimiento. No debe ser un partido político, es lo último que ha de conformarse y si realmente se hace necesario. La verdad es que un partido político es una organización que puede fundarse con un grupo reducido de personas con el objetivo de ganar elecciones. Pero nosotros debemos pensar más amplio y más profundo desde el principio. Debemos pensar en un instrumento político que despierte al ciudadano, organice las bases, conecte con las multitudes y emprenda verdaderos cambios estructurales para bien. Me refiero a una asociación civil sin fines de lucro que represente nuestra expresión popular. Allí estará nuestra fuerza indetenible, en la base ciudadana. Ya es hora de que los cristianos dejen de ser simples electores inertes, para convertirse en voz resonante y en una opción política poderosa. Debe pasar a la historia esa postura de mantenernos al margen de la política. Es una postura que ha sido contraproducente y “colaboracionista” con el enemigo de las almas. Le hemos firmado un cheque en blanco para que haga lo que le dé la gana con los destinos políticos de nuestra Venezuela. La apatía de los buenos es considerada muchas veces más mala que la maldad de los malos. Pero esa manera de pensar está quedando en el pasado. Ahora los líderes cristianos serán los nuevos actores políticos de la región. Nuevos líderes cristianos para la política, que serán en verdad “líderes políticos” y llenarán la medida exigida con creces. Nuestra motivación para hacer política, es esencialmente política y no religiosa, aunque nuestra filosofía sea cristocéntrica y bibliocéntrica.

 

Al mismo tiempo debe avanzarse tempranamente en la formación y el adiestramiento de nuestros líderes y prospectos. La capacitación debe ser continua e incansable, no se admite la ineptitud, ni la ignorancia. Somos "Patriarcas", eso quiere decir que en nosotros ha de reposar el espíritu de Sabiduría Superior. Tenemos que convertirnos en el grupo cristiano con mayor vocación política. Queremos dignificar el ejercicio político y aportarle a la población nuestra legítima visión de país. El cristianismo político que propongo no apuesta por partido político alguno del estamento actual, pero sí tiene una idea bien clara de cómo ha de hacerse la política. Transformaremos la cultura política como ninguna otra fuerza lo ha hecho en Venezuela.

 

 Y ahora la Chispa… 3, 2, 1... ¡Ignición!

 Ya tenemos el combustible, el comburente y, por último, para completar el triángulo del fuego, se requiere de la chispa. Sin una cantidad mínima de calor, no habrá fuego. Se requiere de la chispa de la vanguardia cristiana en la sociedad. Esa chispa no es más que el acto de comunicar abiertamente nuestras ideas, difundirlas con el fin de incidir en la formación de la opinión pública. Lo he dicho y lo mantengo: la política debe hacerse desde abajo hacia arriba, como un edificio o un templo, por eso el primer objetivo no es el poder en sí mismo, sino el pueblo. Debemos abrir el cauce de opinión pública necesario para el surgimiento del cristianismo político como fuerza política dominante y arrolladora. El cambio debe iniciar en el ideario colectivo de nuestro pueblo, porque en realidad los cargos públicos son reflejo del pensamiento social y no al revés. Si logramos incidir en la opinión pública con nuestros postulados, el cambio total y verdadero está asegurado, tarde o temprano.

 

Tenemos que definir una agenda de mensajes y contenidos, para hacerle frente a la dura batalla de las ideas. Es una prioridad estratégica. Además, una vez creada la organización matriz, se debe asegurar una presencia abundante, planificada y fresca en las redes sociales. La agitación comunicacional en torno a los temas claves debe ser “explosiva” e inteligente. Vamos a generar nuevos debates nacionales que van a ayudar a desmontar los argumentos falsos y gastados que la gente cree hoy como verdaderos. Cuando nuestra luz, que viene de Dios, comience a brillar, todas las estratagemas de los demagogos van a caer a tierra. La verdad hará libre a un pueblo y un pueblo libre no le teme a nada, es invencible.

 

Debemos ser catalizadores de la transformación verdadera en Venezuela. Lamentablemente, el liderazgo venezolano actual, continúa fragmentado, desorientado, irrealista, ambicioso de ganancias deshonestas, irresponsable e inmoral. Los grandes temas de Estado siguen secuestrados por las ambiciones partidistas y personalistas. Necesitamos hacerle un llamado a todos los grupos y partidos políticos del estamento tradicional, a que retomen la sindéresis, la ecuanimidad y la seriedad por el futuro de Venezuela. Desde ya queremos contribuir a ensamblar un gobierno democrático unido, inteligente, eficiente, transparente, moderno, y totalmente capacitado para afrontar la inmensa y compleja tarea que tenemos por delante. Tenemos plena confianza en la victoria que le otorgará Yahweh a Venezuela.

 

Viviremos por fin en una Venezuela próspera y grande, dirigida por estadistas cristianos. En Venezuela es palpable el potencial político que tiene la facción cristiana, se reconoce en todos los estratos y ya a estas alturas es un fenómeno indetenible. Viviremos una Venezuela que aprenderá por fin la lección y logrará resurgir gloriosa de sus cenizas. ¡Patriarcas! ¡Patriarcas! Lograremos todo lo que nos propongamos en nuestro país, porque Yahweh está con nosotros. El mundo se pondrá de pie para gritar y aplaudir cuando vean el ideal de Dios hecho realidad viviente en Venezuela. ¡Vamos!

 

¡Lo que Yahweh edifica, edificamos!

¡Dios y Patria!

 

SAMUEL E. URDANETA

Escritor del libro "Manifiesto Patriarcas".

Director de la Fundación Patriarcas.

Activista de la ACC, Alianza Cívica Cristiana.

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